2013
Como si el museo estuviera en llamas su fachada empezó a quemar en un festival de colores encendidos, y las chispas comenzaron a saltar contra la arquitectura del edificio. Este evento trató de reflejar las tensiones o contradicciones que existen entre cultura y especatucularización, un recurso muy usado actualmente en macro-eventos que intentan transformar las ciudades de la noche al día, o simplemente intentan captar (y distraer) la atención de los ciudadanos. Medellín es una ciudad que ha padecido y luchado contra muchos tipos de violencia y que las sigue combatiendo. Algunas de éstas violencias son completamente visibles, y celebran también su existencia con fuegos artificiales; es el caso de la celebración que los paramilitares crearon el 31 de noviembre de 2003 y que desde entonces cada año se prende la ciudad con fuegos (artificiales). Por otro lado hay violencias que no son visibles físicamente pero que tienen tantas o más victimas que las del conflicto, como la exclusión, la expulsión de una zona o la pobreza causadas por la desigualdad, la gentrificación, y estas son celebradas o, al menos no son confrontadas. De hecho en la ciudad la pirotecnia es usada tanto por el poder legítimo o los ilegales dependiendo de la celebración, pero del mismo modo, espectacultarizando su existencia.
Con ésta acción se confrontaba al museo y la cultura a su propia escenificación como pasa con el fuego y su artificial, la pirotecnia.