Las piedras son universales, algo que encontramos por todo el mundo, con características específicas en cada lugar y singular cada una de ellas. De la relación que -o que no- establecemos con las piedras se puede extrapolar muchos otros temas que van más allá de su morfología o condición de aquello ‘natural’. A través de las piedras podríamos hablar sobre historia, sobre urbanismo, sobre como la expansión de las ciudades en el territorio restringe el área de movimiento de las personas y hace qué el espacio natural, los bosques que la rodean queden subyugados a una suerte de jardín de ésta, un lugar absolutamente humanizado. Con ellas podríamos discutir también sobre el concepto de propiedad, si ellas tienen o deberían tener propietario, de las diferencias sociales, del tener o no tener, de la materialidad de lo que nos rodea hoy en día, de los usos a los que sirven.

El proyecto consiste en dirigir la mirada a estas formas, encontrarles nuevos valores y usos. Darles un sentido que nos pertenezca. Usarlas como materia prima para crear nuestra propia simbología. Las piedras pueden reivindicar un imaginario simbólico que se ajuste más al transeúnte, al niño o a todos aquellos que circulan a nivel del suelo.

Proyecto realizando con una residencia en Casa Tres Patios, Medellín, Colombia.